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Espagne / Droit à la ville /

En transformant la Cité Sud. Transformando Polígono Sur.
7 mai 2012 par Alejandro

L’expérience de SURCO Arquitectura. La experiencia de Surco Arquitectura.

Por primera vez incluimos en nuestro recorrido de visitas un estudio profesional de arquitectura. Se trata de Surco S.L., estudio que trabaja en la rehabilitación del Polígono Sur, paradigma de la marginalidad y la degradación urbana en Sevilla. Desde su fundación, este colectivo tiene su sede en uno de los bloques rehabilitados del barrio. Acudimos al mismo para reunirnos con Marina y José Ignacio, dos de sus miembros fundadores.

Surco S.L. nace en 2006 a partir de la propuesta de la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA) a la asociación Arquitectura y Compromiso Social (ACS) de trabajar de forma profesional en Polígono Sur. En una época de bonanza económica para el mundo de la arquitectura y la construcción, algunos miembros de esta asociación eran los únicos que se mostraban dispuestos a entrar a trabajar en un barrio como este, con un entorno hostil, y en trabajos que tampoco suponían una elevada fuente de ingresos.

Tras unos primeros trabajos de diagnóstico en la zona, y los encargos de rehabilitación piloto en algunos bloques aislados, EPSA decide, de acuerdo con el Comisionado Especial (Autoridad única concertada entre la administración estatal, regional y local) del Polígono Sur, convocar un concurso público para contratar un único equipo técnico que trabaje en la rehabilitación física de todo el Polígono Sur. Este concurso, al que sólo se presentaron 3 equipos (en el momento de crisis actual “se hubieran presentado más de 300”), lo gana el equipo de Surco S.L. Así, el trabajo activista se convierte en profesional.

Los trabajos desarrollados pasan por entender la vivienda como un proceso y no como un objeto, por lo que se basan en el diseño de un modelo de gestión interdisciplinar y participativa. Los edificios son de titularidad pública, habitados en régimen de alquiler, y el reto, desde el punto de vista constructivo, es el de acometer la rehabilitación de viviendas plurifamiliares con los vecinos dentro, es decir, sin llevar a cabo realojos.

Las dificultades fueron numerosas, como era de esperar, con el agravante de que muchos de los inquilinos formaban parte de familias desestructuradas. Las empresas constructoras contratadas tampoco estaban preparadas, en muchos casos, para trabajar en ese tipo de condiciones. Varios son los motivos que llevan a pensar que EPSA no volverá a plantearse acometer este tipo de proyectos con los vecinos dentro. Aunque, según José Ignacio “es posible, si se tienen en cuenta ciertos factores que hemos ido aprendiendo sobre la marcha”.

Los proyectos variaban para cada bloque, dependiendo del grado de degradación de los edificios, y de sus características iniciales. Desde la recuperación de los espacios comunes, a la renovación de las instalaciones, pasando por la instalación de ascensores en los bloques en los que no había, o la adecuación de cubiertas y fachadas. Algunos de los puntos conflictivos tenían que ver con los espacios no domésticos : de un lado, el cerramiento de espacios comunes y semipúblicos, así como su distribución, y de otro, la creación de locales comerciales en los bajos de los edificios, ya que éstos generaban incertidumbre acerca de las actividades económicas que en ellos se desarrollarían, dado el carácter marginal y delictivo de las actividades de este tipo que más abundaban en la zona.

En general, las mayores dificultades se han presentado en el modo de interaccionar por primera vez con los vecinos. Éstos en ningún caso habían solicitado la intervención de los equipos de trabajo, por lo que es más difícil promover su implicación y demandarles un compromiso y unos méritos propios para que se mejoren las condiciones de sus viviendas. Además, es complicado que los vecinos no identifiquen en la misma figura a los técnicos (Surco) con los gestores y políticos (EPSA, Junta de Andalucía). Todos los actores son importantes, pero no son iguales ni trabajan de la misma forma.

Estas dificultades se han ido solventando siempre a través de la adaptación de los proyectos a las necesidades de los habitantes, a través del trabajo casa a casa. Esta forma de hacer que los vecinos sientan el proyecto como propio es lo que posibilita que las impresiones personales no focalicen en los fallos del proyecto y en el aumento de exigencias, y sí en la idea de ser más escuchados y mejor atendidos.

Los compañeros de Surco también se plantean hacer autocrítica, intentar consensuar y reflejar documentalmente aquello que no se ha hecho bien o que se podría haber hecho mejor, para poder tener ese enfoque en futuras intervenciones. No obstante, también reconocen que las tensas condiciones de trabajo dificultan a los técnicos dar el 100% de su rendimiento. “Los ‘tics de autodefensa’ te pueden alejar de los criterios de actuación más racionales. Trabajar así impide a veces ser más objetivo”.

Además del trabajo sobre las viviendas, Surco ha realizado algunos trabajos en espacios públicos (adecuación de plazas y “cosido” de barriadas) y dotaciones (centro de servicios sociales en Las Letanías) siempre en el ámbito del Polígono Sur, así como trabajos en otras zonas desfavorecidas de fuera de la ciudad, como es el caso de Almanjáyar, en Granada.

Actualmente, la crisis económica está también afectando a la rehabilitación de barriadas, y Surco se encuentra en una situación en la que, si no recibe nuevos encargos, tendrá que disolverse. Es momento reflexionar y hacer balance, con un cierto desasosiego porque parece estar habiendo una regresión del estado del barrio al de 6 años atrás, cuando comenzaron los trabajos. La ilusión de estos arquitectos por “entrar en una máquina transformadora” choca con la sensación de no haber transformado lo suficiente. Y eso es debido a las dificultades de coordinar las intervenciones sobre un barrio-ciudad marginal de 40.000 habitantes.

Aunque la realidad positiva también se palpa : Los bloques están rehabilitados y no se suelen volver a degradar, y los servicios públicos como correo, autobuses y servicios de limpieza entran el barrio con total normalidad, como no hacían antes. La sensación de seguridad ciertamente ha mejorado en el barrio, aunque sea ligeramente.

En una charla reciente en la Escuela de Arquitectura, se despidieron citando a Jorge Riechmann : “También se puede releer a Monatte, un sindicalista francés de comienzos de siglo : « Cuando llego a un lugar y me dicen que no se puede hacer nada, inmediatamente pienso que está todo por hacer ».”

Pour approfondir :

http://geshabitat.org/content/3-ges...

http://www.juntadeandalucia.es/empl...




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