Programme d’autoconstruction des logements. Pour un logé à 15 euros/mois.

Marinaleda es como la aurora boreal : todo el mundo habla de ella, pero pocas personas lo han visto. Ubicado en la provincia de Sevilla, en la campiña de olivares, Marinaleda es un pueblo de 3.000 habitantes, con la particularidad de que sus habitantes no conocen el paro ni las hipotecas.

Su lucha comenzó en los años de la transición democrática, cuando el paro en los pueblos del medio rural comenzó a alcanzar tasas elevadísimas, entre la mecanización del trabajo agrícola, y los cambios promovidos por la europeización (monocultivo impuesto). En aquellos momentos, el paro era mayoritario, con la única posibilidad de trabajar en la aceituna durante 3 meses. Las características históricas y geográficas de Andalucía, acentuaban esta situación con una tradición enraizada en latifundios y caciques.

A finales de los años 70 comenzaron las movilizaciones de los Sindicatos Obreros del Campo, y otras instituciones de apoyo y movilización popular. Así se llevaron más de 10 años, como nos indicaba Eduardo, concejal responsable de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Marinaleda. Diez años de protestas y ocupación de terrenos, de movilizaciones por el reparto del trabajo, y por el uso equilibrado de la tierra.

En 1991, el gobierno de la región, expropió los terrenos ocupados, y los cedió al Ayuntamiento, que desde entonces los gestiona como cooperativa. En los terrenos municipales, terrenos colectivizados, no existe la especulación inmobiliaria –y cuando ha existido, la hemos echado- como indicaba Eduardo. La tierra es para quien la usa. Y así han desarrollado su programa de autoconstrucción de viviendas con el que han realizado más de 300 viviendas, para cubrir las necesidades de las nuevas familias. “Aquí, no existen vivienda que se alquilen ; nadie las necesita”.

Este programa fue diseñado por la Junta de Andalucía, a raíz de la petición de pueblos andaluces como Marinaleda, y las experiencias en materia de cooperación internacional con Latinoamérica, en la que Luis González Tamarit, responsable de estos programas, tuvo mucho que ver.

Este programa planteaba un convenio a tres bandas : la Junta de Andalucía financiaba los materiales (24.000 euros), el Ayuntamiento disponía el suelo (en el caso de Marinaleda, colectivizado), y el/la habitante disponía de la mano de obra (Valorada en 24.000 euros, unos 480 jornadas de trabajo). Este programa estuvo en vigor unos 15 años, hasta que se abandonó recientemente, por falta de rentabilidad en la mayoría de los casos. Sin embargo, en Marinaleda ha funcionado, y sigue funcionando, por lo que reciben las subvenciones de la Junta, de forma extraordinaria.

Las viviendas se ceden en propiedad, pero para evitar la especulación, se estableció un alquiler de 15 euros al mes, por lo que se requieren 90 años para el pago completo de su valor. “Nosotros –nos decía Eduardo- no estamos de acuerdo con la propiedad privada ; era una condición impuesta por el programa de autoconstrucción de la Junta de Andalucía. Sin embargo, actualmente estamos negociando esa condición, para que sean viviendas de alquiler.”

Eduardo, es el técnico responsable del urbanismo y la vivienda, y comprometido desde hace más de treinta años con el proyecto de Marinaleda. En nuestras conversaciones respiraba paz y serenidad, y con su piel quemada y las manos fuertes, mostraba su experiencia. No tenía un discurso elaborado y político, sino que hablaba desde la verdad del sentido común.

Nuestras preguntas querían incidir sobre los peros, o sobre las oportunidades que pueden desarrollarse. Al preguntarle por su aplicaban la participación ciudadana en el diseño urbano y de la ciudad, nos contestaba con naturalidad, que todo en el pueblo se decidía por asamblea general, en la que todos participaban. Al preguntarle también por sistemas cooperativas para la construcción de viviendas, nos indicaba que no había realizado ninguna experiencia. Las promociones de autoconstrucción se elijen por sorteo, y se agrupan en conjuntos de 10 a 20 viviendas. Las familias no conocen la asignación de sus viviendas hasta el final, para que participen por igual en la construcción.

Por lo general, nos comentaba Eduardo que no hay mayores dificultades, salvo un seguimiento de cerca de todo el proceso, ya que no es fácil para las familias compaginar su trabajo con la construcción de las viviendas, que suele durar dos años.

A pesar de todo, existe una lista de espera amplia, de personas que piden poder autoconstruir una vivienda. También nos comentaba, que cada vez que el alcalde sale en televisión, les bombardean de llamadas de personas que quieren ir a vivir al pueblo. Por eso, para poder participar de estos programas, piden un periodo de dos años de empadronamiento, para garantizar el apoyo y el compromiso con el proyecto del pueblo.

Eduardo también nos habló de las dificultades de la cooperativa agrícola, con la que se sustenta el funcionamiento del ayuntamiento, además de los impuestos. Los productos que generan los venden en el mercado, y el mercado es cada vez más duro y menos rentable. Recientemente se habían visto obligados a introducir máquinas, cosa a la que siempre se habían negado para generar más empleo. También realizando un paro rotatorio de pocos meses, para garantizar que todos trabajen.

Marinaleda, es una utopía entrelazada, inevitablemente con la realidad circundante. Eduardo nos decía que es un debate continuo, una asamblea permanente, en la que se discuten sobre los principios y los modos de vivir. Marinaleda es un ejemplo de una economía no capitalista, donde el sentido común se sitúa por encima de la especulación sin valores. El empleo y un techo digno para tod@s, es su bandera.

Para profundizar : http://www.marinaleda.com